¿Qué es el quiste de Baker?
El quiste de Baker, también conocido como quiste poplíteo, consiste en una acumulación de líquido senovial en la cara anterior de la rodilla. Este quiste puede ocasionar la aparición de un bulto según su tamaño.
El líquido senovial se encarga de lubricar la rodilla. Sin embargo, cuando se produce un trastorno degenerativo como la artrosis, una rotura de menisco u otra lesión en la rodilla, el fluido sale de esta articulación hacia la parte posterior ocasionando dolor e inflamación.
¿Cuáles son los síntomas del quiste de Baker?
En la mayoría de los casos, el quiste de Baker no presenta síntomas, salvo por la aparición de una inflamación que puede llegar a ser molesta. No obstante, si el quiste es muy grande, puede ocasionar:
- Dolor en la rodilla que, frecuentemente, se extiende hacia la pantorrilla.
- Tensión y rigidez a la hora de flexionar la articulación.
- En caso de rotura quiste de baker, un hematoma.
Las dolencias empeoran con la actividad física, sobre todo si esta se prolonga en el tiempo.
¿Cuáles son las causas del Quiste de Baker?
Las causas de la aparición de este quiste suelen estar relacionadas con un proceso degenerativo de la rodilla. Algunas de estas causas son:
- Artrosis
- Artritis reumatoide
- Rotura de menisco
- Rotura de ligamentos
- Condromalacia rotuliana
Estos procesos degenerativos son muy usuales entre deportistas. El alto nivel de exigencia que requieren deportes como el fútbol, el baloncesto o el balonmano ocasiona lesiones que pueden derivar en otros trastornos como el quiste de Baker.
¿Tiene el quiste de Baker tratamiento?
En aquellos casos en los que el quiste de Baker sea asintomático, no es necesario realizar tratamiento ya que desaparecerá por sí solo. Si causa dolor, según la intensidad de este, se puede optar por:
- Tratamiento conservador: es el más recomendable cuando los síntomas no son muy fuertes ya que es poco invasivo. Este tratamiento consiste en guardar reposo, usar una rodillera, aplicar frío en la articulación y tomar antiinflamatorios.
- Otros tratamientos: si el quiste no se elimina tras un tratamiento conservador o el dolor es muy fuerte se debe recurrir a otras técnicas como la infiltración de corticoides, la extracción del líquido o un tratamiento rehabilitador para tratar la patología causante del quiste.
Hay que tener en cuenta que el quiste de Baker puede reaparecer si no se corrige el problema que lo está originando.
La medicina deportiva es la mejor manera para detectar este tipo de patologías. Mediante una exploración física y una resonancia magnética o una ecografía se podrá obtener un diagnóstico claro.
Una vez obtengamos dicho diagnóstico, tanto la fisioterapia deportiva como la osteopatía deportiva ayudarán a tratar la lesión y conseguir una completa recuperación.