Una de las lesiones deportivas más frecuentes es el desgarro muscular, también conocido como rotura fibrilar o distensión muscular. Cuando un tejido muscular se estira o contrae por encima de su capacidad puede causar la rotura de un músculo o tendón.
¿Qué es un desgarro muscular?
Una rotura fibrilar es una lesión deportiva que se produce normalmente al realizar ejercicio físico o levantar una carga pesada. Consiste en la rotura o distensión de un músculo debido a un excesivo estiramiento o contracción de las fibras musculares. Este tipo de lesiones deportivas pueden producirse también como consecuencia de una contusión o un golpe.
En la parte superior de nuestro cuerpo, el desgarro muscular abdominal o de brazo, así como el tirón muscular de espalda, se sitúan entre las lesiones deportivas más frecuentes. En el caso de la parte inferior, es habitual que los deportistas sufran una rotura muscular en sus piernas lo que les hace sentir dolor en el gemelo o dolor en el cuádriceps.
La mayoría de este tipo de lesiones deportivas se producen como consecuencia de no haber realizado un calentamiento adecuado previo a la actividad física.
¿Cuáles son los tipos de desgarro muscular?
Las roturas fibrilares se clasifican según su gravedad y esta gravedad viene determinada por el número de fibras desgarradas, la localización de la lesión muscular o el estado de salud y edad del paciente.
Teniendo en cuenta todos estos factores, un desgarro muscular se puede clasificar en:
- Primer grado o gravedad leve
- Segundo grado o gravedad media
- Tercer grado o gravedad alta
¿Cómo saber si tengo un desgarro muscular?
El primer síntoma ocasionado por un desgarro muscular es un dolor intenso en la zona lo que obliga al deportista a parar cualquier actividad física que esté realizando.
Tras este dolor, según la gravedad de la lesión, el paciente sufrirá diferentes síntomas.
En los casos más leves, la persona notará tensión y sensibilidad en la zona lesionada, pero podrá continuar con sus actividades del día a día. Sin embargo, en los casos más graves se manifestará un dolor muscular agudo, rigidez e inflamación en la zona afectada, lo que le impedirá realizar ciertos movimientos.
A la rotura de fibras del gemelo se le conoce también como “síndrome de la pedrada” debido al dolor tan agudo que sufren los pacientes; descrito por ellos como si estuvieran recibiendo el golpe de una piedra.
¿Cómo tratar un desgarro muscular?
Lo primero que se debe hacer tras sufrir un desgarro muscular es acudir a un especialista de fisioterapia deportiva o medicina deportiva para que realice un diagnóstico del alcance del daño y de los tejidos musculares que han sido afectados.
Una vez que el profesional ha identificado la lesión, el tiempo de recuperación, así como su tratamiento, variará notablemente según su gravedad.
En el caso de un desgarro muscular de primer grado o leve, este se podrá tratar en casa mediante reposo, aplicación de frío y el uso de vendaje neuromuscular. El tiempo aproximado de recuperación de una distensión muscular leve es de ocho a diez días.
Si el desgarro muscular es grave o se repite, es recomendable acudir a un fisioterapeuta especializado para realizar una rehabilitación que fortalezca los músculos y los tejidos dañados. En este caso, la zona afectada necesitará de uno a tres meses de rehabilitación para su completa curación.